Asociarse y trabajar en red para promover un envejecimiento saludable

Feb 13, 2023

La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue uno de los primeros fundamentos para garantizar la dignidad humana. En este sentido, la protección social de las personas mayores implica derechos, un sistema de garantías, redes de actores y el compromiso del Estado y la sociedad civil.

Para lograr un envejecimiento activo y saludable los países deben contar con el proceso de optimización de oportunidades para la salud, la participación y la seguridad, para mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen, así como el proceso de desarrollo y mantenimiento de la capacidad funcional, lo que contribuye al bienestar de las personas mayores. Tenemos el imperativo ético de seguir desarrollando políticas transversales y estrategias de acción multidisciplinares, flexibles y locales que permitan a todas las personas mayores disfrutar de una vida activa y saludable. Nosotros, sociedad civil organizada, tenemos el deber de garantizar a las personas mayores la participación social y comunitaria. Esta búsqueda de la calidad de vida de las personas mayores debe ser una prioridad para las sociedades, las instituciones, las familias, etc.

El envejecimiento saludable depende del equilibrio entre el declive natural de las distintas capacidades mentales y físicas individuales y la consecución de los objetivos deseados. Para que esto ocurra, creemos que el trabajo en asociación y en red es una forma interesante muy útil para tener mejores resultados de una vida activa y saludable para las personas mayores.

En Portugal, el Estado delega competencias y responsabilidades en determinadas organizaciones con función social, a través de asociaciones en red, que reúnen recursos humanos, materiales y de capital para alcanzar el fin deseado de forma integrada. La formación de asociaciones es un componente clave para ampliar el alcance de los programas en nuestras comunidades. Aumentar la capacidad funcional de las personas mayores es un punto de referencia para la formulación de un modelo rector de intervención que defina prioridades, parámetros de seguimiento y evaluación, e imponga dinámicas y sinergias de cooperación entre actores e instituciones en el marco de los distintos programas, proyectos y diversos socios comprometidos con la mejora de los estándares de salud, participación, seguridad e investigación.

Por lo tanto, para lograr lo anterior, es esencial el trabajo de colaboración interministerial, intersectorial e interinstitucional en los países. El envejecimiento individual es un proceso condicionado por factores biológicos, sociales, económicos, culturales, ambientales e históricos, y puede definirse como un proceso progresivo de cambio biopsicosocial de la persona a lo largo del ciclo vital.

Repensar el envejecimiento implica repensar todo un conjunto de políticas públicas, por lo que el cambio sólo puede darse a través de la visión compartida de todo el país, con la implicación de múltiples sectores, como sanidad, educación, seguridad social y trabajo, ciudadanía e igualdad, economía, justicia, planificación y desarrollo rural y urbano, vivienda, transporte, turismo, nuevas tecnologías y cultura. Un verdadero compromiso de inversión en envejecimiento activo y saludable debe ser transversal y traducirse en todas las políticas sectoriales. Las diversas organizaciones comunitarias, a saber, instituciones de salud, IPSS, ONG y otras, así como las autoridades locales, tienen un papel central en la toma de decisiones y en el desarrollo sistémico de las intervenciones, la ejecución y el seguimiento de las políticas, entre múltiples sectores, socios y niveles territoriales, haciendo hincapié en la participación de los representantes de los propios ancianos.

La vejez debe ser sinónimo de calidad de vida y ciudadanía, pero para que estos derechos se hagan efectivos, es necesario un conjunto de acciones articuladas de asistencia y promoción a las personas mayores. Las asociaciones con la red de atención a las personas mayores son fundamentales en este proceso para la comprensión y la intervención en las condiciones de vida de las personas en el proceso de envejecimiento, así como los servicios y programas ofrecidos para la promoción de la salud y la ciudadanía.

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